Y la quinta parte aparece con un esquema parecido a las anteriores 4 pero en un barrio chicano y humilde, que también los pobres tienen que tener fantasmas,. La diferencia que compruebo en esta versión con respecto a las demás son dos:
1. Se profundiza mucho más en las historias ya apuntadas en las partes anteriores sobre las brujas y los niños marcados.
2. El tema de llevar una cámara y grabar es una mera excusa, en este caso, los protagonistas van cámara en mano incluso cuando son perseguidos por fantasmas o poseidos, pelín estúpido vamos. Para eso, no te compliques con el rollo filmar con cámara al hombro y haces una peli normal. Por lo demás, miedo da, como siempre y como es cortita no se hace pesada.
La abuela haciendo santeria y el otro grabando
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