martes, 22 de octubre de 2013

PRIMERA TEMPORADA BREAKING BAD-6,4

Alentado por los muy positivos comentarios sobre la serie y no solo del padrino si no de allá donde mirara, me disparé a visionar la primera temporada de la serie de culto de moda. Aunque "de culto" y " de moda" no son dos expresiones que unidas casen muy bien; pero, al fin y al cabo, está de moda decir que "Breaking Bad" es lo mejon, y que es de culto y todo ese rollo. Yo paso de las modas, la verdad, así que expreso mis sensaciones segundos después de ver el último capítulo de la primera temporada. 
Me he encontrado con un primer episodio piloto trepidante, de acontecimientos muy rápidos y con una imagen inicial que sirvió de portada de la serie, el protagonista, un hombre de familia, en calzoncillos en medio del desierto con una pistola en la mano. A partir de aquí la trama tiene un desarrollo lento que a veces resulta tedioso, especialmente en los 3 siguientes episodios, en donde, por otro lado, se profundiza también en la personalidad de los personajes secundarios, como la mujer del prota (gran cachonda embarazada), la cuñada, el cuñado, el hijo. Por que hay otro prota que le da mucha vida a la serie, el chaval que acompaña a prota en su odisea de trafico de drogas. La serie hubiera continuado como estos tres episodios, la mando a tomar por culo, ni modas ni ostias. Pero la serie sube mucho de nivel en los tres últimos capítulos, en donde ya por fin nos ponemos serios, aunque no he podido evitar rememorar a la gran "Dexter" en ciertos pasajes en donde se investigan actividades criminales de la que es culpable el prota que lleva una vida oculta, o en donde miente a su esposa para llevar a cabo sus fechorías. De hecho, la serie mejora geométricamente tras la aparición de un personaje como Tuco que nos obsequia con varias escenas memorables. Es cierto que ya me pica el gusanillo para ver como evoluciona un químico experto en la confección de drogas de diseño y si evolucionará a lo grande o nos dejará en meras tramas locales, sospechas y mentiras tan manidas. En fin, con los ojos abiertos.

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