Richard Curtis es el puto amo del amor. Todo el rollo que os cuento siempre de los tópicos en las películas de amos, él se lo pasa por los buevos, por eso es el puto amo. Curtis nos sumerge en una película de amor (con la simpar vecina preferida de todos Rachel Macadams, que me pone, y tela) pura y simple, aderezada con notas de ciencia ficción y viajes en el tiempo. Una historia rodada, bonita, como la primera parte de "La vida es bella" (odio la segunda parte, es muy triste). Por otro lado, como siempre, Curtis adereza sus historias personajes secundarios que le dan el justo de sal y pimienta para que el plato sea de gusto, el casero dramaturgo, el tío colgado, el amigo loco y, como siempre subtramas que hacen de la película una de las mejores del años pasado: la hermana, el padre (Bill Nighy otra vez fantástico, y con algunos de sus mejores tics y poses), el dramaturgo. En fin, un poco de optimismo para la madrugada de ayer, y de amor puro y duro, que ya es hora y decir que por fin mi mujer no se quedó dormida con una película.
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